jueves, 22 de julio de 2010

Desazón



Me quedé sola
con el humo,
sentada sobre el tiempo
acariciando unos recuerdos
que ya están envejeciendo.
Quisiera -creo- haber embotellado
la vida en un instante
y descorchar alegres momentos vahídos.
Pero mi piel tiene olor de nieve ardiente.
Sobre el cristal llorará la lluvia
por toda la inercia de una angustia
que un día cualquiera nació en el calendario.
A dentelladas secas despedazaré un recuerdo.
Entonces, sólo entonces,
dormitaré los pasos de mi nuevo bautismo:
le añadiré a mi nombre la música del viento
y me haré teñir la cara de sobrenombres nuevos.

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