jueves, 22 de julio de 2010

El color de la música y el baile de los sentidos


"Aquellos que no podían oír la música tomaban por locos a los que bailaban". Ángela Monet

Igual que la música de las esferas hay cosas que no puedes ver, pertenecen a planos de la realidad que no puedes percibir y sin embargo existen y a veces son tomados por locos aquellos que pueden conectarse con ellos y transmitirnos sus experiencias. La música de la esferas existe, sólo que pocos son capaces de percibirla y cuando bailan a su son pueden ser tomados por locos por quienes no la oyen. Existen otros planos de la realidad, lo real abarca bastante más que lo que podemos ver, oír, tocar, oler, gustar o sentir. Cada vez es más frecuente que las personas descubran sus extrasentidos y sus capacidades desde la telepatía a la telekinesis pasando por la capacidad de ver otros planos de la realidad, de ver el pasado o el futuro de otras personas o de sí mismos, pueden ser más auditivos y tener un oído excepcional que capta sonidos que otros humanos no oyen y que puede alcanzar incluso a oírla la música de las esferas, a la que algunos llaman música celestial o podría ser que sean kinestésicos y tengan a menudo percepciones de las cosas, las sientan en su cuerpo y esa sea su guía y los hay que huelen esencias que van desde los seres que ya murieron a la de los distintos ángeles, pues cada uno de ellos tiene su aroma. Finalmente están los que saben y no saben por qué saben, pero la cuestión es que lo saben con una certeza interna, con tal claridad que aunque todo a su alrededor parezca indicar lo contrario, ellos saben que tal cosa es así y no de otro modo. Hablaremos en cada uno de los casos distintos tipos de percepción extrasensorial como clarividencia, clariaudiencia, clarisensibilidad, clarisapiencia... Lo único cierto es que la clarisapiencia es superior a las demás, pero también hay que tener en cuenta que el clarisapiente no tiene ningún barómetro que le ayude a comprobar sus certezas y que debe aprender a través de la lógica y el sentido crítico de su propia experiencia sobre el don que se va desarrollando paulatinamente en él.

Muchos seres humanos han nacido con estos dones, pero del mismo modo que hemos recibido una extensa formación académica que ha cultivado nuestra mente, pero nuestra educación emocional ha sido nula y estamos pagando un precio muy alto por ser analfabetos emocionales, nuestras capacidades espirituales no solo no han sido consideradas en nuestra educación, sino que la presión social ha sido tan fuerte para negar lo que los niños veían, oían, percibían o sabían que sus capacidades poco a poco se van cerrando, porque la presión del entorno es tan intense que el niño a duras penas puede soportarla y cuando alcanza los siete años muchas veces se han cerrado estas percepciones extrasensoriales, a veces para no voverse a abrir jamás. Otras veces se entabla un lucha titánica entre la persona y lo que la sociedad dice sobre lo percibe, siente, escucha, huele, ve o sabe y el sujeto está como en un potro de tortura medieval, como si le estuvieran estirando de las cuatro extremidades al mismo tiempo, creándole un sufrimiento tremendo. A la persona le quedan entonces dos opciones, seguir lo que su claripercepción le dice o cerrarse por completo a ella y cuando toma esta última opción no es para ser precisamente más feliz, pues el resultado habrá sido haberse negado a sí mismo para lograr la tranquilidad externa, de donde difícilmente puede llegarle la paz, porque la verdadera paz nace en nuestro interior y es fruto de estar en armonía con nosotros mismos y, en consecuencia, con todo lo que nos rodea.

Algunos seres humanos, tras un largo periodo en el que han quedado sordos, ciegos y han dejado de tener cualquier clase de percepción, de pronto, mucho tiempo después despiertan, a veces de forma abrupta, otras pausada, unas veces de forma espontánea y natural, otra como consecuencia de prácticas espirituales continuadas como la meditación. Ahora hay muchos seres humanos en este proceso y no saben ni cómo orientarse ni dónde encontrar guía, porque la sociedad ha estado negando durante muchos siglos la existencia de tales capacidades, atribuidas unas veces a santos o otras veces a brujos y la realidad es que cualquier ser humano ha nacido con estas capacidades, aunque unos las tengan en mayor medida que otros.

¿Qué hacer ante esta tesitura? Permítete sentir, ver, oír, oler o simplemente saber y aplica a tus experiencias la lógica y el sentido crítico. Todo aquello que percibes lo recibes por alguna razón, tiene un sentido y no necesariamente significa comunicarlo a los demás. Conviene discernir qué información es para cambiar algo de tu vida ue cambia tu futuro, para prepararte para él, para acompañar a una persona amiga en una circunstancia que se le presentará, pero que si no queremos restarle su aprendizaje y, por tanto, su libertad, no debemos comunicárselo. En cada caso deberemos aplicar nuestro sentido común y a través de las distintas experiencias irnos autoeducando en una clase de experiencias par alas que los maestros son tan escasos que encontrar uno es como hallar una aguja en un pajar. Por ello, la solución es autoentrenarse y aprendder de nuestros propios errores aplicando nuestra lógica y nuestra capacidad crítica.

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