domingo, 8 de agosto de 2010

El paquete de galletas





Una chica estaba esperando en la sala de embarque del aeropuerto para coger su vuelo.
Como le quedaba un largo rato de espera, decidió comprar un libro y un paquete de galletas. Después, buscó la sala del aeropuerto más tranquila para poder leer en paz.
Al rato, un hombre se sentó a su lado y abrió una revista. Entre ellos sólo quedaba el paquete de galletas.
Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una.
La chica se sintió indignada, pero no dijo nada.
Pensó:" ¡ Qué descarado; si yo fuera más valiente le llamaría la atención!".
Cada vez que ella cogía una galleta, el hombre también comía otra. Aquello le ponía tan furiosa que no conseguía concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba sólo una galleta, se preguntó: "¿Qué hará ahora éste aprovechado?
Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. A nuestra protagonista ya le pareció el colmo y se puso a resoplar de la rabia que sentía. Cerró su libro, tomó sus cosas, y se marchó a la sala de embarque para esperar allí el aviso para subir al avión.
Ya en pleno vuelo, miró dentro del bolso y, para su sorpresa, allí encontró el paquete de galletas, ¡intacto! Sintió tanta vergüenza... ¡Había olvidado que lo tenía guardado! Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que había estado. El
hombre compartió sus galletas sin sentirse indignado, nervioso o alterado. Y ya no estaba a tiempo, ni tenía posibilidad, de ofrecerle a aquella persona una explicación o pedirle disculpas. Pero sí podía razonar: "¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones precipitadas cuando lo que deberíamos hacer es observar con más atención?". Y recordó que existen cuatro cosas que no pueden ser recuperadas:
Una palabra, después de haberla dicho
Una oportunidad, después de haberla perdido
El tiempo, una vez que ha pasado
Una piedra, después de haber sido lanzada

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