jueves, 25 de junio de 2015

Las ratas están ahí

Las ratas están ahí

El piloto emprendió su misión de combate durante la guerra. Al cruzar el océano ocurrió uno de esos sucesos extraños y escalofriantes, oyó crujidos en el respaldo de su asiento. No podía moverse y tampoco regresar. Se quedó inmóvil. Los ruidos cesaron en su espalda y comenzó a sentir que algo se movía cerca de su equipaje, en el piso. Eran ratas. Estaban ahí y podían devorar cualquier cosa.

Sacó el arma en un acto reflejo, pero era imposible disparar dentro de la cabina. Ideó un plan, comenzó a tomar altura, más y más.
Sin perder el rumbo, sabía que la diferencia de presión podía ser un arma letal. Las ratas no resisten vivir en la altura.
En nuestra vida, desde muy pequeños, estamos sometidos al rigor de la necesidad de aprobación. Su contracara, la crítica, suele paralizar, desmoralizar, debilita el entusiasmo y la propia confianza. Así fuimos educados y por esto evitamos las críticas con perseverancia y sin éxito. Ellas, como las ratas, siempre estarán ahí, a nuestras espaldas o en el frente.
Casi todas las personas prefieren ser arruinadas por los halagos que impulsadas por las críticas.
Por eso, como el piloto, tenemos la opción de mantener el rumbo y subir un poco más.

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