jueves, 28 de enero de 2016

Todavía no llegó el fin


Tal vez yo voy a envejecer muy rápido. Pero lucharé para que el día haya valido la pena.
Tal vez sufra innumerables desilusiones en el transcurso de mi vida. Pero haré que ellas pierdan la importancia delante de los gestos de amor que encontré.
Tal vez yo no tenga la fuerza para realizar todas mis ideas. Pero jamás me consideraré un derrotado.
Tal vez en algún instante yo sufra una terrible caída. Pero no me quedaré mucho tiempo mirando el suelo.
Tal vez un día el sol deje de brillar. Pero entonces iré a bañarme en la lluvia.
Tal vez un día yo sufra alguna injusticia. Pero jamás iré a asumir el papel de víctima.
Tal vez yo tenga que enfrentarme con algunos enemigos. Pero tendré la humildad para aceptar las manos que se extendieron hacia mi.
Tal vez en una de esas noches frías yo derrame muchas lágrimas. Pero jamás tendré vergüenza por ese gesto.
Tal vez yo sea engañado muchas veces. Pero no dejaré de creer que en algún lugar alguien merece mi confianza.
Tal vez con el tiempo yo reconozca que cometí muchos errores. Pero no desistiré de seguir recorriendo mi camino.
Tal vez con el transcurrir de los años yo pierda grandes amigos. Pero aprenderé que aquellos que son mis verdaderos amigos jamás estarán perdidos.
Tal vez algunas personas quieran mi mal. Pero yo continuaré plantando las semillas de fraternidad por donde yo pase.
Tal vez yo me quede triste al percibir que no consigo seguir el ritmo de la música. Pero entonces haré que la música siga el compás de mis pasos.
Tal vez yo nunca consiga ver un arco iris. Pero aprenderé a diseñar uno aunque sea dentro de mi corazón.
Tal vez hoy me sienta débil. Pero mañana recomenzaré, aunque sea de manera diferente.
Tal vez yo nunca aprenda todas las lecciones necesarias. Pero tendré en la conciencia que las verdaderas enseñanzas ya están grabadas en mi interior.
Tal vez yo me deprima por no saber la letra de aquella canción. Pero estaré feliz con las otras capacidades que si poseo.
Tal vez no tenga motivos para grandes conmemoraciones. Pero no dejaré de alegrarme con las grandes conquistas.
Tal vez la voluntad de abandonar todo se torne mi compañera. Pero en vez de huir, correré detrás de lo que deseo.
Tal vez yo no sea exactamente quien me gustaría ser. Pero pasaré a admirar a quien soy.
Porque al final sabré que, asimismo con incontables dudas, soy capaz de construir una vida mejor. Y si todavía no me convencí de esto, es por que creo en el dicho "todavía no llegó el fin".
Porque al final no habrá ningún "tal vez" y sí la certeza de que mi vida valió la pena y yo hice lo mejor que podía.

domingo, 3 de enero de 2016

¿Qué es el stress?


Un síntoma de los tiempos modernos que no debemos desatender, por el bien de nuestra calidad de vida.
El biólogo canadiense Hans Selye definió al estrés ("stress" en inglés) como una respuesta adaptativa del organismo ante un estimulo real o imaginario.
Otra forma de llamar al estrés es: tensión. El mismo miedo que nos hizo salir huyendo de la cueva perseguidos por un oso hambriento; el mismo que nos permite levantar un auto si nuestro hijo ha quedado prensado abajo, pero también puede ser ese miedo a triunfar y a ser mejores cada día hasta alcanzar el éxito en todos los proyectos que tengamos en mente.
El problema se presenta cuando esta reacción orgánica es provocada por diversos factores como:
  • Factores físicos: enfermedades, tratamientos de larga duración.
  • Ambientales: como el ruido, campos electromagnéticos positivos, la contaminación.
  • Emocionales: enojos, frustraciones, depresión, pena.
  • Sociales: violencia intra-familiar, violencia y presión laboral.
  • Cognitivos: creencias o formas de pensar destructivas y enfermizas.
  • De personalidad: actitudes o vicios (alcohol, tabaco, drogas).
  • Económicos: deudas, desempleo, sueldo insuficiente.
  • De carácter: como excesiva rigidez, nerviosismo e hiperactividad.
Cuando nuestro estilo de vida alberga algunos o la mayoría de estos factores, el organismo responde con lo que se conoce como el Síndrome de Adaptación, en sus tres etapas, según la intensidad del agente de estrés.
Está científicamente comprobado que el stress es un fenómeno fisiológico y psico-biológico, así como una respuesta neuro-endocrina y psicológica.
Para construir un concepto de estrés, recordemos que desde los estudios pioneros de Seyle, entendemos por estrés un conjunto de condiciones que se producen en el organismo, tanto en la esfera física como psicológica, como consecuencia de exigencias originadas en el trabajo y en la vida diaria, que superan las capacidades de respuesta y de adaptación del sujeto.
El NIOSH (National Institute of Occupational Health and Safety) tiene una aproximación que reconoce que los factores del trabajo pueden generar estrés; y que los factores personales y situacionales intervienen para fortalecer o debilitar ese efecto.
Respecto de los efectos tardíos del estrés, aunque no está tan claramente demostrada la asociación, también se sospecha que el estrés puede causar problemas de largo plazo, ayudando en la aparición de enfermedades crónicas.
Algunas investigaciones han planteado las siguientes consecuencias potenciales:
  • Enfermedad Cardiovascular: Existen estudios que plantean que trabajos psicológicamente muy demandantes, con escaso control del trabajador sobre el proceso productivo, se asocian a riesgo aumentado de enfermedad cardiovascular; específicamente se menciona hipertensión arterial, infarto al miocardio y accidente vascular cerebral.
  • Respecto de las Enfermedades Músculo esqueléticas, existe una opinión ampliamente extendida en especialistas de salud ocupacional acerca de que el estrés laboral aumenta el riesgo de sufrir lumbago y lesión de extremidades superiores (tendinitis), cervicobraquialgia y fibromialgia..
  • En las enfermedades Psicológicas, se ha observado que hay diferencias en la frecuencia de diversos cuadros de salud mental, como depresión y el síndrome de desgaste profesional (burn-out) asociado a ocupaciones diferentes en cuanto a su nivel de estrés.
  • El cáncer, la accidentabilidad, el suicidio y otros cuadros también han sido relacionados con el estrés, aunque aún es necesario contar con mayores estudios para certificar dicha relación.
  • Para mas abundar, se ha asociado estrés y enfermedad coronaria pues se ha demostrado que el estrés actúa elevando el colesterol sanguíneo, induciendo hipertensión arterial, con lo que contribuye al daño coronario; si se añade la agregación plaquetaria y la descarga de adrenalina y noradrenalina tenemos una explosiva combinación.
  • En cuanto a enfermedad gastrointestinal, se ha observado que en una tarea de alto estrés, como es la de los controladores de vuelo, estos trabajadores tienen el doble de úlcera duodenal que otros trabajadores aeronáuticos comparables (Cobb et al. JAMA 1973)
  • La enfermedad neuropsiquiátrica se ha estudiado en largos seguimientos, por mas de 20 años (Kornhauser), que muestran aumento de problemas de salud mental en estrecha relación con factores primariamente laborales (satisfacción, remuneraciones, control, rol, rutina).
  • Alcohol, drogas y suicidio Los estudios muestran una prevalencía creciente de uso de alcohol y drogas en el entorno laboral. Hay múltiples estudios y la evidencia clínica, proveniente de la práctica médica y de psicólogos. Se puede citar el caso del suicidio en EE.UU., que ha sido históricamente mayor en hombres blancos, tendencia que no parece justificado suponerla ligada al sexo o raza, puesto que esta tendencia cambia al incorporarse progresivamente estos grupos a la fuerza de trabajo. En la misma línea está el hecho que las mujeres doctoras y químicos tienen una tasa de suicidio mayor que la que muestran las mujeres en general. Además, la tasa de suicidio en hombres de color aumenta al incorporarse a tareas que antes eran sólo realizadas por hombres blancos.
Algunos de los síntomas que se presentan cuando existe un exceso de estrés son:
Depresión, inseguridad, falta de autoestima, conflictos intra familiares o conyugales, insomnio, miedo, ansiedad, mal humor, falta de creatividad, problemas laborales, palpitaciones, transpiración excesiva, presión en el estómago, náuseas, músculos tensos, ritmo cardíaco acelerado, deficiencia respiratoria, rechinar los dientes, incapacidad para concentrarse o mantenerse quieto, poco control sobre las reacciones, escalofrío, sonrojo o rubor, aturdimiento o desmayo, cambios en el ritmo de la respiración, toma de malas decisiones, somnolencia diurna, pesadillas, sueño no reparador, sudoración en las manos, temblor en las manos, boca reseca, manos y/o pies fríos, indecisión, desesperación, bochorno, calambres, debilidad y fatiga.
Muchas enfermedades cardiorrespiratorias, auto inmunes, neuroendocrinas y otros desequilibrios psico-fisiológicos tienen un elemento común en su origen, que predispone, acelera y empeora el desarrollo de estos padecimientos el estrés.

Vivir así demanda más energía de la que el cuerpo puede producir; desgasta y deteriora los tejidos y las células, disminuyendo nuestra capacidad de respuesta, productividad, creatividad y sobre todo, nuestra oportunidad de disfrutar la vida y tomar conciencia de nuestra experiencia humana y expandirla.

Mañana es mejor


El presente es la oportunidad de construir la realidad, de abandonar la distorsión para elegir a conciencia.
Hay una tendencia que prácticamente todos alguna vez hemos experimentado: volver al pasado. Cuando las cosas no resultan tal cual las hemos planeado siempre aparece la nostalgia de creer que el ayer es mejor que el hoy.
Repasamos en nuestras mentes felicidades pasadas, amores de antaño, anécdotas adolescentes, palabras y hechos que alguna vez ocurrieron y ya no sabemos cuándo, pero sí estamos seguros que ninguna conexión tienen con el tiempo presente.
La actualidad tiene mala prensa, es un estado de las cosas que preferiríamos evitar. Hay un pasado en el cual supimos elegir, vivir o quizá hizo de nuestra biografía una historia más lúcida que la que hoy nos atraviesa. Cuando la desolación toca la puerta, es frecuente creer a capa y espada que todo tiempo pasado fue mejor. Pero, ¿qué pasa con el recuerdo? ¿Rememoramos lo vivido con precisión o sólo es una melancolía de lo que creemos que ocurrió? ¿No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió?
El recuerdo es una trampa.
Es probable, que cuando apelamos al pasado para matar al presente, tomemos sólo su mejor parte. Así, "casualmente" olvidamos que en ese ayer que tanto reivindicamos teníamos los mismos o mayores problemas que en la actualidad.
La distorsión es el denominador común de la melancolía. Hay una tendencia a querer pensar que el pasado fue aquel momento en el cual las personas, las circunstancias y el azar jugaban a nuestro favor. El ayer es el momento en el cuál podemos recrear las condiciones que elijamos, ya pasó, no hay manera de revivirlo y entonces, nos permitimos escatimar o sumar las palabras a los hechos que en realidad jamás hemos experimentado. La imaginación ocupa un rol protagonista en la nostalgia.
El escritor uruguayo, Eduardo Galano en su poema "Los recuerdos", sabía de qué viene la melancolía: "Los recuerdos suelen contarte mentiras. Se amoldan al viento, amañan la historia; por aquí se encogen, por allá se estiran, se tiñen de gloria, se bañan en lodo, se endulzan, se amargan a nuestro acomodo, según nos convenga; porque antes que nada y a pesar de todo hay que sobrevivir".
Y de eso se trata, es el transcurrir que implica la vida, los fracasos y los errores no son aclamados por nadie, son tan huérfanos como ese presente que los contiene. Quizá como uno de los sistemas de escape más frecuentes, nos empezamos a creer que nada de lo actual es legítimo, que alguna vez existió un pasado mejor. Consideramos un ayer en el que nada tiene en común con quienes somos hoy, y aún así preferimos estar lejos de la verdad y cerca de la mentira. No hay falacia más enorme que creer que el pasado es un refugio válido para el presente o el futuro. El ayer ha quedado atrás, y hemos sobreestimado el recuerdo de quienes fuimos Hicimos, hablamos y actuamos en pasado por una identidad que ya no tenemos y a la hora de elegir seguramente, quienes somos hoy haría un camino diferente.
El presente es la oportunidad de construir la realidad, de abandonar la distorsión para elegir a conciencia. El pasado nos engaña y el hoy nos invita a cambiar a cada instante.
Sostener el ayer sólo nos tiene en sala de espera….

La empatía, un bien necesario

“Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”. (Mahatma Gandhi)
La cotidianeidad nos muestra de manera constante que la “empatía” es una habilidad que muy pocas personas practican en el día a día.
Los expertos en relaciones humanas o sociales, han calificado a esta época como la era del narcisismo. Salir del yo, es una rareza. Sólo entendemos a otro cuándo le ha ocurrido una situación idéntica, similar o cercana a una experiencia propia.
De lo contrario, pueden suceder dos variables. Su interlocutor no lo escucha o lo juzga. Salir de la palabra y la experiencia propia para comprender el sentido de la problemática ajena, es una cualidad que muy pocos llevan a cabo.
La capacidad de ponerse en el lugar del otro, recibe el nombre de “empatía”, y se define como “la habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de otros“.
No solamente, implica entender sino también tener la sabiduría de leer emocionalmente a las personas, comprenderlas.
Más allá de estar de acuerdo o no con las decisiones, quién ejerce la empatía se preocupa y ocupa de evaluar cómo una persona actúa o piensa de tal o cual manera. Se pone en sus zapatos, y así anda su camino. Intenta dar cuenta de cómo las palabras y los hechos pueden ser distintos al de uno mismo, en la perspectiva de otro.
El tiempo suele ser sabio para quien no fue empático en su momento ¿Cuántas veces nos encontramos juzgando conductas ajenas y luego la vida nos ha puesto en ese mismo lugar? Y así, cuándo las circunstancias nos atraviesan, decimos “cuanta razón tenía, hoy sí lo puedo entender”.
No hay actitud más fácil, que juzgar cuándo no estamos de acuerdo. La palabra va más rápido que la razón y así, nos perdemos la experiencia de saber, conocer y comprender a nuestros pares. La empatía no sólo es un beneficio para las relaciones humanas cercanas, es una oportunidad para entender a personas que parecen, en apariencia, antagónicas al sí mismo. Pero, para ejercer esta capacidad primero debemos dejar de mirarnos el ombligo y por sobre todas las cosas, escuchar; un verbo que en los últimos tiempos se ejerce a duras penas.
Las relaciones humanas, como mínimo se construyen de a dos. Un ser social, cualidad primordial para ser un individuo que vive en sociedad, puede jerarquizar su condición siendo alguien capaz de abandonar su deseo egoísta por la capacidad de interpretar y ayudar a otro que lo necesita.

La empatía no requiere ni largos discursos, interpretaciones intrincadas o consejos exactos. A veces, una sonrisa o una abrazo valen más que mil palabras, y devuelven ese entendimiento que se necesita.

Ser uno mismo es posible

Tomar conciencia de nuestra propia identidad, actuar en consecuencia y convertirse en un ser auténtico, es una tarea que puede llevar toda una vida.
Las instituciones y el entorno social son determinantes a la hora fijar patrones de conducta en todo ser humano que viva en sociedad. Pero, ¿cómo tomar conciencia de quiénes verdaderamente somos para finalmente poder conseguir la felicidad ?.Quizá, ésta sea una pregunta existencial que todo individuo se formula desde que nace, pero a partir de la adolescencia la formación de una identidad, se hace notoria y luego en la adultez se querrá tener resuelto una personalidad lo más auténtica posible.
Condicionantes por doquier, limitan la libertad de "ser uno mismo". La sociedad en su conjunto, a veces la familia de origen y otras tantas la que se ha formado, el área laboral o bien, toda actividad en la que se forme parte, y muchas veces casi sin elegirlo, limitan la autenticidad. Un gran ensayista, filosofo y pensador sobre esta temática fue Jean Paul Sartre, quien a partir de su obra "El devenir del ser" planteó las desventuras del hombre, para existir entre la libertad y el ser frente a las presiones permanentes del entorno.
"Simplemente nos encontramos existiendo, y entonces - afirma el autor- tenemos que decidir que hemos de hacer con nosotros mismos. Como no hemos sido creados para hacer nada en concreto, cada hombre deberá buscarse un fin propio, válido solamente para él y realizar su proyecto particular". En este contexto, Sartre plantea que la mejor búsqueda del individuo para lograr la autenticidad es tener un objetivo, un sueño, un propósito o una meta y trabajar incansablemente para llevarla a cabo. Pero no es tarea fácil, el filósofo francés reconoce las limitaciones que muchas veces implica la libertad. Es decir, bajo condicionamientos pautados, aunque sea infeliz, el ser humano sabe a lo qué se expone. En cambio, si se deja librado a su propio azar el dominio de su destino, la angustia invade y hasta puede paralizar la concreción de un proyecto.
Sartre define a la libertad como una "sensación incómoda", debido a que hay que saber qué hacer con ella, por lo tanto si el sujeto no se define y no encuentra todavía un sentido para su vida, no sabrá cómo actuar. "El hombre está condenado a ser libre, pero también se crea libremente los condicionamientos y los obstáculos cuando los proyectos previamente trazados son erróneos", describe.
El inicio de la búsqueda del sentido de un proyecto, sueño o meta siempre genera aquella angustia que desencadena la incertidumbre. La libertad de poder ser uno mismo libera, pero también da temor. Bajo esta misma perspectiva, también se inscribe el creador de la Logoterapia y psiquiatra alemán, Victor Frankl. En su ensayo "El hombre en busca del sentido", fundamenta cómo el ser humano puede encontrar la felicidad a través de los valores que implican estar involucrados con la concreción de su sueño ya sea personal, profesional o ambos.
La Logoterapia es un método psicoterapéutico que consiste en mirar hacia el futuro, proyectar con sentido y valores y así el individuo podrá encontrarse a si mismo. La biografía de Frankl es el mejor ejemplo, de cómo se puede encontrar motivación hasta en las circunstancias más desoladoras. El autor fue capturado por el ejército nazi y su destino fue el campo de Auschwitz soportó vejaciones, torturas, frío y hambre al extremo. Y no sólo eso, en manos de los nazis murieron su esposa y su hija.
"Cuando fui internado en el campo de concentración, -relata- me confiscaron un manuscrito listo para su publicación. Sin ninguna duda, mis intensos deseos de reconstruir ese libro me ayudaron a superar los inhumanos rigores de estar en Auschwitz. Estoy convencido de que esa esperanza, al límite de mi resistencia, me ayudó a salvar la vida". La situación más extrema puede devenir en una esperanza que salva la vida. El resultado de aquel sueño de reconstruir el manuscrito resultó en su máxima obra "El hombre en busca del sentido".

Reconocer nuestra autenticidad y así dar sentido a nuestra identidad es una tarea que, por más ardua que sea, significa la respuesta a hacer palpable la felicidad. Sartre propone la autenticidad como la guía de nuestra conducta y no consiste más que en aceptar la temida libertad y tomarla con responsabilidad. Para lograrlo, no hay mejor consejo que el de Victor Frankl: "El qué tiene un por qué puede soportar cualquier cómo. El hombre no necesita vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta o una misión que le merezca la pena".

Improvisar no es para improvisados


El genial Elías Bajer nos regaló hace años atrás 10 consejos del mundo del Jazz para la vida. Hoy los publicamos, pensando el el nuevo año que comienza.
Es bien sabido que en la creatividad está la ventaja competitiva que tomaremos frente a nuestros colegas o competidores.
Muchos líderes buscan en el jazz esa fuente con la que hay que nutrirse día a día para no volver a los viejos esquemas mentales del pasado.
En el jazz, improvisar, innovar, crear, descubrir, son palabras corrientes; siempre está ese espíritu porque el jazz tiene inmersa esta fuente inagotable, resumida en 10 características:
  1. La diversión, la alegría, es el escenario fundamental. Con amargura, bronca, celos, odios, envidias es imposible que nos brote una nueva frase creativa. Divertirse trabajando no es dejar de ser responsable.
  2. El momento del solo es la oportunidad para improvisar, no es antes ni después, es ese momento y está acotado.
  3. Vivimos intensamente ese momento, hacemos una desconexión mental del pasado, de éxitos o fracasos anteriores, de historias, de recuerdos, de grandes tocatas, de excepcionales solos, aún de los problemas del día a día. Es en ese exclusivo momento donde hay que estar conectado y a full.
  4. Generado el clima y la relación de confianza en el equipo, dejamos fluir la improvisación desde nuestro interior para descubrir nuevas frases musicales, espontáneas, impredecibles, irrepetibles.
  5. Olvidamos al crítico interior que todos tenemos detrás de nuestra rigidez o mapas mentales y nos lanzamos seguros que algo nuevo va a aparecer.
  6. Asumimos un compromiso creativo siempre renovable, desafiante frente a uno mismo, al equipo y a la audiencia.
  7. Ingresamos confiadamente a zonas de alto riesgo, desde donde siempre obtenemos las grandes diferencias.
  8. Si bien uno está solo para hacer el solo y ciertamente se expone, existe una alta conexión con los miembros del equipo quienes lo apuntalan con una tendencia proactiva y esta característica permite enfrentar situaciones inesperadas latentes en todo momento. ¿Qué músico no se equivoca?
  9. Sabemos que en la improvisación cometemos errores, nos desenfocamos pero siempre aprovechamos esos momentos para crear algo nuevo, fraseos agradables, frescos, superiores a los estándar y éstos brotan en la flexibilidad de todo el equipo.
  10. Improvisar es una metáfora también sobre la habilidad de resolver los problemas a medida que se presentan.
En el jazz nos destacamos por ser creativos, ¿Con que creatividad se destacará Usted para liderar este 2016?

Práctica de la sana autoestima



Lo cierto es que en la vida, es importante tener una sana autoestima para vivir de acuerdo a tu propio criterio.

Claves para practicar la autoestima sana

  • Aprende a decir no
    Resulta repetitivo pero es importante insistir en este punto, precisamente, porque es el que más cuesta a tantas personas que no se atreven a decir no ante una propuesta social, por ejemplo. Aprender a decir no te ayuda a organizar la agenda con libertad para dar valor a tu opinión, a tus necesidades y a tus prioridades. De lo contrario, puedes convertirte en un esclavo del reloj.
  • Marca límites a los demás
    En ocasiones, también es sano marcar límites a personas que tienden a depender de ti con mucha frecuencia para planes que pueden hacer por sí mismas. Piensa que cuando marcas límites no solo evitas la dependencia sino que también, ayudas al otro a superarse a sí mismo.
  • Apuesta por ti
    El amor propio es una apuesta por uno mismo. Una apuesta que conduce a la búsqueda de la felicidad, al cultivo de la autoestima y a la reflexión sobre uno mismo. Si llegásemos a fusionarnos al extremo con los intereses de los demás, entonces, no llegaríamos a saber quiénes somos en realidad.
  • Cuida tu salud
    Existen hábitos de vida a nivel emocional que pueden llegar a ser incluso perjudiciales para uno mismo. Así sucede cuando te das sin límite y medida a otro que necesita tu ayuda. En ese caso, conviene recordar la importancia de cuidar al cuidador ya que así, también, la calidad de los cuidados aumenta.

7 pasos para controlar el estrés


El estrés crónico es consecuencia de la ajetreada vida que llevamos en la actualidad, en la que debemos dividir el tiempo entre el trabajo, la familia, los amigos y otras actividades. Nuestro cuerpo se encarga de darnos las señales de alerta, sin embargo, a veces no le prestamos la atención suficiente, hasta que la situación es crítica. Por eso, lo mejor es mantener un nivel de relajación constante, y aprender amanejar el estrés.
Con estas recomendaciones te será más fácil mantener un equilibrio armónico y manejar el estrés para que no llegue a niveles críticos .

1. Atención con las señales

Tu cuerpo suele dar señales de que el estrés lo afecta, pero muchas veces no sabemos cómo reconocerlas. Una de las frecuentes, son los problemas para dormir. Si una persona no tiene un sueño de calidad de por lo menos 7 u 8 horas, anda irritable y cansado. La recomendación es que te des unos minutos del día para reflexionar si tus actividades están causándote demasiado estrés, para que puedas controlarlo a tiempo.

2. Cambiar el enfoque

Si te sientes tenso, busca un lugar tranquilo y apartado en donde puedas relajarte. Siéntate y respira profundamente por la nariz y exhala por la boca, varias veces, así calmarás tu sistema nervioso. Luego piensa en soluciones para los problemas que te aquejan y ve la vida desde una perspectiva más positiva.

3. Ejercicio

Siempre tenemos una excusa para no hacer ejercicio, pero debemos darnos un tiempo, ya que ayuda a equilibrar el cortisol, la hormona que provoca el estrés. Es recomendable que realices ejercicio unas tres veces por semana, y si el problema es el tiempo, puedes subir y bajar las escaleras de tu edificio.

4. Tómate un descanso para la merienda

Si notas que estas demasiado tenso descansa un momento y come algo saludable; si consumes algún alimento azucarado te sentirás aún más alterada, ya que aumentas tus niveles de glucosa. Puedes comerte una naranja, porque contiene vitamina C, que a su vez reduce los niveles de cortisol.

5. Llama a un amigo

Estar con nuestros amigos y pasar un rato agradable con ellos, nos ayuda a liberar oxitocina, que es la hormona que regula las emociones y nos hace sentir mejor. Así que no pierdas la oportunidad de juntarte con tus mejores amigos, ya sea para cenar o ir a una fiesta.

6. ¡Fuera!

Cuando estés en tu trabajo y sientes que te invade el estrés, date un respiro y sal a tomar aire afuera. Esto te ayudará a relajarte. Si te encuentras con algún jardín de flores, date el tiempo de olerlas, ya que varias investigaciones científicas han demostrado que la inhalación de ciertos aromas, fortalece el sistema inmunológico.

7. Preparación antes de dormir

Es común que cuando estamos listos para irnos a dormir, se nos vienen a la mente todas las preocupaciones y pendientes que tenemos. Para combatir este problema, antes de dormir debes anotar en una libreta cualquier pensamiento negativo y tareas pendientes; esto será una forma simbólica de deshacerte de ellos y probablemente podrás conciliar el sueño más fácil.
¿Has intentado llevar a cabo alguna de estas recomendaciones para controlar el estrés?

Dejemos atrás... andemos más livianos


El paso de los ciclos es una manera de expresar el cambio. El crecimiento es cambio. El cambio no siempre es bienvenido. El cambio es inevitable. Más pasa el tiempo y menos energía queda para andar llevando equipaje inútil en nuestras mochilas. Saber soltar, tal vez sea una de las cosas más difíciles en la vida y sin embargo, es mejor que andar acarreando un peso muerto sobre nuestras espaldas.
Para arrancar el año y para variar, propongo que dejemos algunas cosas que hasta ahora sólo han sabido entorpecer nuestro andar:
  1. Dejemos atrás a la necesidad de tener siempre la razón
    No se puede ganar una discusión: incluso si crees ganar en el campo de la razón, la pérdida se hará presente en el campo del afecto.
  2. Dejemos atrás a la acción reflejo de culpar a los demás
    Si echamos la culpa de nuestras faltas a los demás, nunca aprenderemos la lección.
  3. Dejemos atrás al afán de control
    Distingamos lo que podemos de lo que no podemos cambiar y vivamos en paz con nuestro límites y capacidades.
  4. Dejemos atrás a los autodialogos descalificadores
    La mente es un instrumento muy poderoso capaz de grandes cosas, sean constructivas o destructivas, buenas o malas.
  5. Dejemos atrás a nuestras creencias limitantes
    Una creencia no es algo que esté bajo el control de la mente, por el contrario, es ella quien controla a la mente.
  6. Dejemos atrás al hábito de la queja
    Puedes quejarte de las espinas de las rosas o regocijarte de que entre las espinas crecen bellas y perfumadas rosas.
  7. Dejemos atrás al lujo de la crítica
    Si nos concentramos es ser mejores personas, estaremos tan ocupados que no tendremos tiempo para criticar a los demás.
  8. Dejemos atrás a la necesidad de impresionar a los demás
    No necesitas demostrar nada a nadie, pero siempre puedes entretenerte viendo a los demás esforzarse por demostrar ser algo que no son.
  9. Dejemos atrás a la resistencia al cambio
    Puedes relajarte y dejarte llevar o resistirte, gritar y patalear; la vida no cesará su fluir por cómo decidamos vivirla.
  10. Dejemos atrás a las etiquetas
    Debajo de las etiquetas viejas que pusiste alguna vez, habita el cambio y la capacidad para el asombro, sólo debes quitarlas.
  11. Dejemos atrás a los miedos
    Lo que deberíamos temer es al temor en si mismo.
  12. Dejemos atrás a las excusas
    Todas las personas nos equivocamos, es la manera de aprender.
  13. Dejemos atrás al pasado
    Aprendizaje o resentimiento es lo que sacamos de las memorias pasadas y podemos distinguir entre una u otra simplemente prestando atención a lo que nos hacen sentir al traerlas al presente.
  14. Dejemos atrás las ataduras
    El amor conlleva la pena de las despedidas y no por eso deja de ser el sentimiento más sublime que podamos expresar y sentir.
  15. Dejemos atrás la idea de vivir nuestra vida según expectativas ajenas
    No importa lo que hagas, hazlo por amor, en paz y felicidad con tus propios valores, porque por más bienintencionados que sean tus actos, siempre, siempre, habrá alguien disconforme dispuesto a criticarte.
  16. Dejemos atrás la definición que tenemos de nosotros mismos
    No somos lo que creemos que somos, somos mucho más y mucho mejores: nuestra naturaleza se expresa cuando cesan las definiciones.
  17. Dejemos atrás la necesidad de siempre ser felices
    El arco iris necesita de todos los colores para expresar su verdadero ser.
  18. Dejemos atrás los prejuicios
    La forma más grande de ignorancia es cuando rechazamos algo, simplemente por no saber de qué se trata.
  19. Dejemos atrás la teorías que nos definen con caracter de verdad
    Tengamos el coraje de “ser” y “vivir” desnudos de definiciones y diagnósticos.
  20. Dejemos atrás la necesidad de dejar todo atrás
    Porque hay personas y cosas valiosas que merecen ser cuidadas, valoradas y protegidas.
    El alumno le dijo al maestro: “Finalmente he logrado desapegarme de todo pensamiento, perturbación o sentimiento”. A lo que su maestro le respondió: “Bien, entonces suelta eso también”.
Si soltáramos, tendríamos dos manos libres para recibir lo que la vida tiene para darnos, o simplemente podríamosbrindar ése abrazo esperado a quienes nos acompañan en la aventura de nuestras vidas.

sábado, 2 de enero de 2016

Las reglas de vida de John D. Rockefeller

El hombre que amasó una de las fortunas más grandes de todos los tiempos y construyó un imperio, dejó algunos consejos para quien los quiera tener en cuenta.
John D. Rockefeller fue el primer multimillonario de los Estados Unidos. Empresario, inversionista, industrial y filántropo, cuya fortuna fue amasada en los inicios de la naciente y pujante industria petrolera, durante el siglo XIX, llegando al punto de monopolizarla a través de laStandard Oil, una gigantesca compañía que llegó a controlar la extracción, refinamiento, transporte y distribución de más del 90% del petróleo de Estados Unidos. Se lo considera un "self made man", ya que comenzó su emporio de la nada, pero con una gran visión de lo que iba a ser el futuro de la industria y el transporte en el mundo.
Aquí algunas de las frases -o reglas de vida- más famosas que se le atribuyen.
  • "El que trabaja todo el día, no tiene tiempo para ganar dinero".
  • "Si su único objetivo en la vida es hacerse rico, jamás lo logrará".
  • "Lo importante para un joven es establecer su carácter, una reputación y un crédito".
  • "No puedo pensar en algo menos placentero que una vida dedicada al placer".
  • "Creo que el ahorro es esencial para una buena vida."
  • "Es un error suponer que los hombres de inmensa riqueza son siempre felices".
  • "No conozco nada más despreciable y patético que un hombre que dedica todas las horas del día a hacer dinero por el amor del dinero".
  • "La caridad es perjudicial a menos que ayude al receptor a ser independiente de ella".
  • "Prefiero contratar a un hombre con entusiasmo, que a un hombre que lo sabe todo".
  • "Siempre he tratado de convertir un desastre en una oportunidad".
  • "Prefiero ganar el 1% de beneficio en los esfuerzos de 100 personas que el 100% de mi propio esfuerzo".
  • "La buena gestión consiste en mostrar cómo la gente común puede hacer el trabajo de la gente superior".
  • "Junto a hacer lo correcto, lo más importante es que la gente sepa que estás haciendo lo correcto".
  • "Si usted desea tener éxito debe buscar nuevos caminos, en lugar de recorrer los caminos tradicionales y trillados del éxito, que todos conocen".
  • "No creo que haya ninguna otra cualidad tan esencial para el éxito de cualquier persona, como la calidad de la perseverancia. Supera casi todo, incluso la naturaleza".
  • "Con perseverancia, cualquier cosa, ya sea correcta o incorrecta, buena o mala, es factible y puede ser lograda".
  • "La única pregunta que conlleva la riqueza es, ¿qué hacer con ella?"

Dalai Lama: «El universo en un solo átomo»

Durante siglos hemos creído que ciencia y espiritualidad son dos realidades antagónicas pero esto no tiene que ser así necesariamente sino que, por el contrario, ambas disciplinas pueden y deben ir de la mano en beneficio de la humanidad.
A juicio del autor, cuando una religión se basa en dogmas o teorías que la ciencia empíricamente rebate, esta religión debería corregir sus errores y desarrollar su concepción de la realidad y de la moral sobre bases más fiables y demostradas. Por otra parte, cuando la ciencia se aleja de su propósito de beneficiar a la humanidad, debe recurrir a unos principios éticos y morales que puede encontrar en la filosofía y en la espiritualidad.

Ciencia y budismo coinciden en la búsqueda de la comprensión de la realidad.

Ciencia y espiritualidad pueden encontrarse más fácilmente, tal vez, en el budismo que en otras religiones, dado que el budismo se ha definido desde sus orígenes como "la ciencia de la comprensión de la mente y de la realidad". Es quizás por eso que el Dalai Lama se ha sentido atraído desde su primera infancia por los avances de la ciencia. Al principio podría tratarse de la mera fascinación que la "magia" de la tecnología occidental provocaba en un niño criado en el campo más rudimentario y en un entorno cultural dedicado más a la comprensión de la mente y del sufrimiento humano que al mundo de los objetos físicos. Pero pronto se dio cuenta de que tanto la ciencia occidental como los estudios más reputados del budismo coincidían, por una parte, en su objetivo de favorecer el bienestar de los seres humanos (la ciencia, ocupándose de su salud física y la espiritualidad de su bienestar mental y emocional); y por otra, en desarrollar una teoría fiable de comprensión de la realidad y del origen de la vida. El enfrentamiento entre ambos campos sólo se da cuando las religiones insisten en mantener argumentos basados en la superstición, la mitología o la leyenda, sin ninguna base científica, imponiéndolos como reales, y cuando la ciencia olvida su objetivo de ayudar a mejorar las condiciones de vida de la humanidad y del planeta y antepone intereses egoístas de la industria, potencias políticas o la trampa de las aparentes ganancias a corto plazo, sin tener en cuenta los efectos colaterales y las consecuencias a medio y largo plazo.
En ambos casos, ciencia y religión pierden su camino y su objetivo último. Y deben recuperarlo.
En "El universo en un solo átomo", el Dalai Lama explica la seducción que ha ejercido en él desde siempre los avances científicos. Desde su curiosidad para desmontar y montar relojes y hasta coches, cuando aún era un niño, hasta su fascinación ante las explicaciones científicas sobre el origen de la vida o la estructura molecular, que en muchos casos coincidían con las enseñanzas de las fuentes budistas más reputadas que él ya había estudiado, desde el mismísimo Buda pasando por otros maestros (filósofos, lógicos, maestros de ética y otros "iluminados") como Nagarjuna, Asanga, Shantideva o Dharmakirti.

La comprensión de la realidad a través de la experimentación y la razón.

Ciencia y budismo coinciden, para empezar, en su metodología.
El punto de partida de la ciencia reside en un espíritu de interrogación presente también en el pensamiento budista.
La gran diferencia entre la ciencia y algunas religiones consiste en que éstas suelen "apelar a una autoridad escrita como fuente de validación de las alegaciones de veracidad". En otras palabras: parten de un libro sagrado como autoridad incuestionable (el Corán, la Biblia, la Torá, etc.). En la ciencia, sin embargo, todas las verdades deben ser demostradas, sea con el experimento o con la demostración matemática. La noción de que algo es así sencillamente porque Newton o Einstein dijeron que es así, no es científica.
Al igual que en la ciencia, en el budismo la autoridad escritural no puede imponerse al conocimiento basado en la experiencia y en la razón. De hecho, el mismo Buda exhortaba a sus seguidores a que no acepten la validez de sus enseñanzas, ni las de ningún otro maestro, sólo por reverencia. El Buda insistía en que la gente debe poner a prueba sus creencias con el examen racional y el experimento personal. Desde este punto de vista, el budismo, en su metodología, otorga mayor autoridad a la experiencia, seguida por la razón y, en último lugar, la escritura.

Metodología.

  1. Experimentar.
  2. Racionalizar.
  3. Apoyo de las escrituras de los sabios.
Tanto en el caso del budismo como de la ciencia, incluso las fuentes más reputadas pueden ser cuestionadas cuando nuevos descubrimientos avalen este cambio.
Así, hubo etapas en la historia en que se consideraba que el mundo era plano, para pasar a admitirse que es redondo y centro del universo y, seguidamente, aceptar que la Tierra es un pequeño planeta que gira en torno al sol, una estrella entre millones (ni la más importante ni la más grande), un minúsculo punto perdido en un extremo de la Vía Láctea.
Pero ni la ciencia, ni el budismo, ni ninguna religión nos pueden hablar de una realidad objetiva ni una explicación completa sobre el funcionamiento de la vida o el origen del universo. Al menos, no en estos momentos.

Nuevos descubrimientos científicos anulan el paradigma anterior.

Durante siglos, el objetivo de la ciencia se ha centrado en la materia, que ha explorado con gran maestría; pero, al lado de la materia, existe el mundo subjetivo de los sentimientos, las emociones, los pensamientos, los valores y las aspiraciones espirituales que éstos promueven. A juicio del Dalai Lama, nuestro entendimiento no será completo ni real "si tratamos este campo (de lo subjetivo) como si no desempeñara un rol constitutivo en nuestra comprensión de la realidad".
La aparición de la teoría de la relatividad y de la mecánica cuántica a principios del siglo XX ha venido a romper con el viejo paradigma materialista construido sobre las teorías de Isaac Newton. La moderna física cuántica, por una parte, resalta la importancia del papel del observador en la interpretación de la realidad; además, rechaza la vieja concepción de la realidad y de la materia para demostrarnos, entre otras cosas, que hasta los átomos más pequeños que forman nuestras moléculas, y que se creían indivisibles, no lo son, sino que están formados por partículas más pequeñas, divisibles a su vez, unidas entre sí por el espacio. Los instrumentos de investigación científica más sofisticados (microscopios de última generación) han venido a demostrar viejas teorías (la teoría del vacío y la relatividad del tiempo, entre otras) sostenidas por milenarias fuentes budistas de la India, como Nagarjuna ("La sabiduría fundamental del camino medio"), Dharmashri ("Gran tratado sobre instanciación") o Vasubandhu ("Tesoro del conocimiento superior").

Diferentes teorías científicas pueden tener diferentes implicaciones éticas.

Para el autor, "existe una íntima relación entre nuestra interpretación conceptual del mundo, nuestra visión de la existencia humana y su potencial, y los valores éticos que guían nuestro comportamiento.
Nuestra manera de vernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea no puede menos que influir en nuestras actitudes y nuestras relaciones con los demás seres vivos y con el mundo en que vivimos. Ésta es, en esencia, una cuestión ética"
Para el Dalai Lama, como para Nagarjuna (filósofo budista del s. II) o para David Bohm (físico contemporáneo), muchas veces, diferentes teorías científicas generan diferentes implicaciones filosóficas, psicológicas y éticas. Por ejemplo, la teoría newtoniana acerca de la materia sólida, separada y de existencia independiente puede dar lugar a un sentimiento de relación con el mundo que potencia la diferencia, la superioridad o inferioridad y el sentido de pertenencia que promueve actitudes como el racismo, nacionalismos, etc. La nueva física cuántica o la teoría del vacío budista, por el contrario no son, pues, una mera concepción conceptual diferente de la realidad, sino que tienen profundas implicaciones psíquicas y éticas al hacernos saber que no existe una partícula real verdaderamente indivisible y que por tanto no existe la materia separada propiamente dicha ni una realidad objetiva independiente sino que, en última instancia, todo lo que existe está conectado a través del espacio, incluidos los objetos y cuerpos aparentemente sólidos e independientes. Todo forma (formamos) parte de la unidad.

Por la ciencia hacia la felicidad.

Para el Dalai Lama, tanto el antiguo paradigma científico (las leyes newtonianas) como la nueva física cuántica pueden convivir y tener utilidad actualmente. Los viejos conceptos sobre la materia, el tiempo y el espacio newtonianos son perfectamente útiles para la vida cotidiana, mientras que los nuevos descubrimientos científicos de Einstein (sobre la relatividad del tiempo y el espacio) y de la física cuántica (todo está conectado y nuestra percepción de la realidad es subjetiva y simplemente se adapta a lo que ya conocemos) nos sirven mucho mejor para responder a las preguntas más ambiciosas sobre el origen de la vida o el sentido de nuestro lugar en el mundo, así como pueden ayudarnos a desarrollar unos valores de solidaridad y conexión, con la consecuente paz mental y felicidad interior que todos los seres humanos perseguimos. En resumen, los últimos descubrimientos científicos vendrían a apoyar unos valores éticos de solidaridad, al mismo tiempo que un estado psicológico más feliz, una paz mental y una significativa vida espiritual.
En palabras del Dalai Lama, "si los seres humanos utilizáramos nuestros recién adquiridos conocimientos científicos (física cuántica, genética, etc.) apropiadamente, fortaleceríamos la sensación de afinidad y de unidad, no sólo con nuestros semejantes sino también con todas las formas de vida. Esta perspectiva sostendría, consecuentemente, una conciencia medioambiental más adecuada y saludable".

También tenemos una responsabilidad con el futuro.

En esta búsqueda de comprensión de la realidad y de conexión entre ciencia y espiritualidad, el Dalai Lama se reúne periódicamente con diferentes científicos y filósofos de todo el mundo, en su residencia de Dharamsala, en la India, en unas conferencias bajo el lema " Ciencia y Mente". El objetivo se centra, entre otras cosas, en que ciencia y espiritualidad colaboren y se enriquezcan entre sí, en su objetivo común de servicio a los seres humanos y el planeta en general. De no ser así, de perder su camino, la ciencia podría conducirnos a la destrucción de las especies y del planeta en general (con polémicos experimentos como la modificación genética o la clonación humana, de consecuencias imprevisibles) mientras que la espiritualidad mal entendida, por otra parte, podría llevarnos a peligrosos enfrentamientos dogmáticos y luchas de religiones, como ha ocurrido tantas veces en la historia.
Está muy bien utilizar el estudio de la neurobiología, la psicología y hasta la teoría budista de la mente para intentar ser más felices y para cambiar nuestros pensamientos (y físicamente nuestras mentes) con el cultivo deliberado de estados mentales positivos. Pero nuestra responsabilidad como seres humanos va mucho más allá, a juicio del Dalai Lama:
"Nuestra propia supervivencia exige que empecemos a considerar nuestra responsabilidad ética, no sólo en las aplicaciones de la ciencia sino también el la dirección que sigue la investigación y el desarrollo de nuevas realidades y tecnologías".
Y lo mismo vale para los dogmatismos y extremismos religiosos.
Como conclusión, el Dalai Lama, insiste en que no podemos olvidar que, aunque apliquen métodos distintos, la ciencia y la espiritualidad comparten el mismo objetivo de mejora de la condición humana. Con los últimos descubrimientos científicos, "en esta primera década del siglo XXI, la ciencia y la espiritualidad tienen la posibilidad de encontrarse más cerca que nunca y de emprender un esfuerzo en común para ayudar a la humanidad a enfrentarse a los desafíos que se nos plantean".